En la pérdida se experimenta un conjunto de emociones, pensamientos, comportamientos, reacciones fisiológicas y sentimientos como: Dolor, lástima, aflicción que pueden experimentarse cuando existe una perdida.
La pérdida no se limita al deceso de una persona, es más generalizado; es decir que al perder a alguien o algo, se puede experimentar el duelo.
¿Qué perdidas a parte de las de seres queridos pueden provocarnos el duelo?
Perdida de la salud.
Separación o divorcio
Perdida de un empleo.
Perdida de una mascota.
Perdida de objetos con valor significativo, etc.
El experto e investigador J. Bowlby define el duelo como todos aquellos procesos psicológicos, conscientes e inconscientes, que la pérdida de una persona amada pone en marcha, cualquiera que sea el resultado.
Como sabemos, el ser humano es frágil, vulnerable; es por ello que todos en algún momento de la vida experimentamos este sentimiento universal de la pérdida, experiencia que trastoca, desequilibra, llegando a lo más profundo del ser.
Por lo anterior, saber manejar estos sentimientos se vuelve altamente importante; pues la pérdida puede generar desórdenes mentales o incluso físicos. La durabilidad del duelo varía según la persona, esta puede ir de tres (3) meses, seis (6) meses, incluso pueden pasar años experimentando los sentimientos dolorosos de la perdida.
A continuación se describe brevemente las etapas del duelo.
CINCO etapas del proceso de duelo:
NEGACIÓN Es la resistencia a aceptar la pérdida, esta puede manifestarse de diferentes maneras: Sentimiento de incredulidad ante un acontecimiento demasiado doloroso. Ante ello algunas personas se paralizan, otras actúan como si nada ocurriera. Esto es un mecanismo de defensa que aparece para evitar la realidad y proporciona más tiempo a la persona para asimilar la situación. Un pensamiento que describe esta etapa es “Esto no me puede pasar a mí”. El permanecer mucho tiempo en esta etapa puede provocar trastornos de sueño, trastornos de la alimentación, aislamiento, alteraciones físicas y hasta enfermedades.
IRA En esta etapa, la persona ya ha aceptado la perdida; sin embargo surgen sentimientos de ira y frustración, acompañado de pensamientos similares a: ¿Porque me pasa esto a mí?, ¿porque Dios es tan cruel a veces?, ¡fue culpa de los médicos que le atendieron! Estas y otras expresiones similares, son una señal de que se experimenta enojo debido a la pérdida. Reflejan la indignación y la rabia que se experimentan al perder algo o alguien importante. Esta ira generalmente es dirigida a familiares, amigos, objetos o incluso a extraños como los médicos. Es importante entonces encontrar formas positivas de expresar esos sentimientos, sin que ello provoque culpa por sentirse así.
NEGOCIACIÓN En ocasiones, esta etapa de negociación ocurre antes que suceda la perdida, a continuación cito algunos ejemplos: negociar con Dios: “si se cura de esta enfermedad, te prometo…” “si me permites encontrar mi bolso, seré más cuidadosa…” Negociaciones con personas: “si vuelves conmigo, yo te prometo que voy a cambiar…” “si me devuelve el trabajo, hare horas extras sin paga”. El fundamento de esta etapa es que tenemos la creencia de que podemos evitar la pérdida o cambiar el rumbo de los acontecimientos, hasta que la realidad nos muestra que a veces no hay solución. Es entonces donde se acepta la situación y se pasa a la siguiente etapa.
DEPRESIÓN En esta etapa se experimenta dolor, apatía, tristeza, desinterés, miedo, incertidumbre y desolación profunda. Las pérdidas que tienen mayor impacto significativo llevan a experimentar desconsuelo y desesperanza, para los que no encuentran respuestas o soluciones. Sentimientos de vacío, dolor profundo, llanto, acompañan esta etapa; así como también los pensamientos de “¿Por qué me dejaste?” “Me haces falta” “¿Para qué continuar?”. Es importante señalar que esta etapa es transitoria (aunque no se sienta así), es natural experimentar todo ese cumulo de sentimientos y aunque no lo parezca, experimentar lo anterior es lo que permite sanar y salir de ello. No enfrentar lo que sentimos es perjudicial, evadir los sentimientos, racionalizar, reprimirse, negar, etc. No hace que desaparezcan, quedan almacenados e incrementan con el tiempo, por lo tanto, no es recomendable hacerlo.
ACEPTACIÓN Se sabe que se ha llegado a esta etapa cuando se acepta y se aprende a vivir con la perdida. Del mismo modo, esta etapa permite hacer una reflexión acerca de la vida y de cómo se desea vivir a partir de la pérdida. La importancia de esta etapa es progresar en la reconstrucción de una vida con un nuevo significado, que nos servirá de ayuda en el crecimiento personal.
Pero… ¿Cuándo sé que he superado la perdida?
La superación del duelo es gradual y esta depende de cada persona.
A continuación se puntúan algunas señales de que la persona está superando la perdida:
Disminuye la nostalgia al escuchar que alguien comente lo sucedido.
Disminuyen las ganas de llorar.
Hay mayor enfoque en el presente y en el futuro.
Piensa menos en el suceso.
Recuerda sin dolor.
Vuelve a realizar actividades que le gustan.
Superar un duelo no significa olvidar, lo que cambia es que el suceso se recuerda sin dolor o carga emocional, se recuerda sin sufrimiento.
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